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10.09.2019 - 15:35

Se fue Elder Silva

Uno siempre recuerda el lugar donde nació, lo puede amara o no, pero lo recuerda. Elder Silva siempre recordaba su Salto Natal, pero por elección amaba la Villa del Cerro.

Se fue Elder Silva un cerrence por elección.


Uno siempre recuerda el lugar donde nació, lo puede amara o no, pero lo recuerda. Elder Silva siempre recordaba su Salto Natal, pero por elección amaba la Villa del Cerro.
El escritor y gestor cultural era considerado uno de los símbolos de la resistencia cultural durante la última dictadura militar.
Este jueves falleció el poeta, periodista y gestor cultural Elder Silva a los 63 años. Nacido en Salto el 13 de noviembre de 1955, el artista uruguayo era reconocido y señalado como uno de los símbolos de la resistencia cultural durante la última dictadura militar. "Se fue un poeta de la resistencia cultural en dictadura, lo conocí en los '80, siempre clarito e inspirado. Alma máter del Florencio en el Cerro. Abrazo a su familia", escribió el compositor y músico uruguayo Jorge Nasser al recordarlo. Silva fue integrante del colectivo Fabla y cumplió un rol clave en el Centro Cultural Florencio Sánchez en el Cerro de Montevideo. Además estuvo vinculado a la Intendencia como responsable del Programa Esquinas de la Cultura. Fue director del Eco del Cerro periódico histórico de la zona.

Les dejamos uno de sus poemas.

La última atajada
Los tiempos se ponen duros y uno no tiene donde caerse un miércoles de noche.
Te sentás frente al televisor y entonces te dicen que ha muerto Lev Yashin.
La última atajada de la araña negra.
Con un cáncer comiéndole el estómago
y una pierna amputada hace dos años, se murió
el héroe deportivo de la Unión Soviética.
El hombre al que sólo le hicieron seis goles
en veintisiete partidos cuando el Dínamo de Moscú.
El electricista que se enroló en los tres palos de
un equipo de hockey.
Veo las atajadas siempre en blanco y negro.
paró cien penales dice el periodista.
Como si dijera:
"El muchacho se comió dos docenas de peras".
Era el mejor golero del mundo.
Pero Darnauchans lloraba arriba de un taxi.
Y el chofer no entendía las lágrimas de un cantor flaco
a las nueve de la mañana.
Y no supo que apenas escuchada la noticia me fui
a vomitar al baño, como si con el alcohol que se iba
por la pileta, pudieran irse los doce años,
cuando uno también cuidaba el área chica.
Y ella y yo teníamos tanto miedo
como Yashin ante el tiro pena
Elder Silva