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10.07.2012 - 15:25

"Un estilo de vida"

La plaza Tres Ombúes fue impregnada de adolescentes. El hip hop fue la excusa para el encuentro en el marco del pragrama Esquinas de la IM.

El hip hop fue la excusa
El programa Esquinas pertenece al Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo (IM) y nace en el 2005.  A través de distintas herramientas y estrategias, se busca promover e impulsar la cultura popular de manera integrada, teniendo como protagonistas a los vecinos y sus inquietudes artísticas de distintos barrios capitalinos. Es así que se despliegan un sin fin de espectáculos desarrollados por ellos mismos,  forjando una identidad cultural de expresión y creación artística como forma de promover los derechos culturales de la ciudadanía.

El 2 de marzo de 2012, el programa Esquinas marcó presencia en el barrio Tres Ombúes, más precisamente en su plaza principal ubicada en Agustín Muñoz, entre  Groenlandia y Pedro Giralt. A partir de las 18, en una tarde veraniega, los vecinos y vecinas se acercaban con sillas playeras y termo y mate debajo del brazo para disfrutar del espectáculo que esta vez tuvo como protagonista la cultura del hip hop. Adolescentes de Tres Ombúes, de La Tierrita, de EMAUS, del Centro Juvenil Cuatro Vientos, del Socat El Tejano, entre otros, participaron en una actividad que agrupó a muchos jóvenes y, por sobre todo, dio a conocer los diferentes estilos de esta expresión musical.
El hip hop nace en la década de 1970 en Nueva York (Estados Unidos) como una necesidad social en las comuniades afroamericanas. En Uruguay, esta “nueva” cultura se manifiesta recién en los 90 con grupos como la Teja Pride y Los Sudacas.  En 2005 surge el primer taller social “a cargo de nuestro proyecto la vieja escuela (Taller LB de Hip Hop Club) y se suma para otros barrios llegando con los servicios honorarios y más tarde a la IM”, contó Jesús Rodríguez, tallerista del programa Esquinas de la IM.
“El motivo del hip hop es simple: sacar a gurises de la calle porque con el flagelo que estamos teniendo hoy en día con la pasta base, lo importante es involucrar a los adolescentes en una actividad como puede ser el fútbol, el karate; el hip hop es una  más”, explicó Rodriguez. Existen en la actualidad, cinco grupos en Uruguay a nivel del hip hop que nuclean esta cultura que “es muy grande y ha remontado”, afirmó el docente. “Los talleres sociales dan prueba de eso”, marcando una fuerte presencia en la cultura urbana juvenil de nuestros tiempos.
El hip hop se centra en cuatro “patas”, explicó Rodriguez: los diferentes estilos que dan cuenta de su forma y tipo de baile, como el Breakdance (se mezcla con la danza), el Downrock (se realiza con las manos y los pies en el suelo), el Locking (se caracteriza por rápidos y distintos movimientos de manos y brazos combinados con movimientos de piernas y caderas), entre otros. El grafitis marca el muralismo urbano,  el dischokey arma la música entremezclando distintos ritmos y la coreografía del baile es muy importante a la hora de elaborar un “buen” producto artístico. “Mi labor como tallerista es enseñarles los distintos pasos, pero también brindarles [a los adolescentes] creatividad  a la hora de crear una coreografía, como pararse frente a un escenario. Les damos varias herramientas para que sean creativos a la hora de elaborar un producto”. Por otra lado, los “Emti” cantan y se pronuncian arriba del escenario, casi siempre, con protestas sociales. “Muchas veces denuncian las cosas que no se ven y que pasan desapercibidas entonces ellos se pronuncian sobre las canciones”, indicó el docente. Todas esas expresiones fueron exhibidas el pasado viernes en la plaza Tres Ombúes. Los más pequeños se divertían y atentos observaban los pasos que hacían los adolescentes, en su mayoría entre 14 y 18 años, para luego reproducirlos . Los adultos -algunos acompañantes de las actores- se mostraban expectantes a estas nuevas modalidades de expresiones culturales juveniles y, en algunos casos no tan juvenil.

Gastón Musetti, practicante de psicología de la policlínica Tres Ombúes, quien participó en la organización de dicha actividad, explicó que la idea “esta vez” era convocar a los adolescentes de la zona (y otras también), ya que se habían realizado otras experiencias culturales en el barrio, pero enfocadas en familias y niños/as. “El objetivo que se planteó fue el derecho del acceso a la cultura potenciando la asociación de los adolescentes de la zona, dado que el hip hop es un fenómeno que se está dando mucho acá en el barrio”. Aprovechando la ocasión, la policlínica instaló un stand que brindaba información sobre salud sexual, salud reproductiva, además del dengue y otras enfermedades.

Estilos se entremezclan
Mientras dos chicos cantaban rap en el escenario para los más grandes, los pequeños corrían hacia la otra punta de la plaza para que un muchacho de Esquinas les pintara una flor, una luna o un corazón, en uno de los cachetes y así una gran sonrisa se dibujaba en sus rostros. Otros, se entretenían mirando los grafitis que dos jóvenes, aparentemente, expertos en el tema, pintaban en dos placas de aglomerados donadas por EMAUS, e iban a ser guardadas en la policlínica, según contó Musetti, “como forma de poder instituir un espacio de consulta adolescente a través del arte y el hip hop”.
No faltó quien afirmara que el hip hop “es un estilo de vida”. Las trenzas, el gorro con visera ancha, algunas hacia el costado y ropas ajustadas en su mayoría, carcaterizaban a muchas de las chicas que bailaban hip hop, que por cierto eran tantas como los varones presentes. Patricia Sienra de 16 años, bailarina de regeton desde muy pequeña, practica ahora, también, hip hop desde no hace mucho tiempo. Su relación con él surgió desde que se mudó a la zona “hace poco”. “Un día iba para la plaza y justo vi que habían termiando la clase, entonces me acerqué al profesor [Jesús] y le pregunté, contó emocionada. Ahora, su vida gira entorno al hip hop y, como tantas otras chicas, espera ansiosa que “llegue el domingo y el lunes para paracticarlo”.  Mientras, el grabador suena con alto volúmen en su casa. “Cuando tengo problemas, bailo y me olvido de todo o me descargo”, confesó.
Los ensayos en la plaza sirven para perfeccionarse en este estilo cultural, pero también para concer y hacerse de amigos. “Yo amigas mujeres nunca tuve y ahora me estoy dando con ella (señaló a otra chica que estaba a su lado) y estoy conociendo gente del barrio”, expresó Patricia. Así, Esquinas logra su cometido de integración y participación especialmente en aquellos barrios apartados donde sus habitantes no tienen acceso a otras formas culturales.“Nos interesa que la gente se involucre en distintas actividades”, señaló Hugo Ibarra, Gestor del programa Esquinas de la IM. Cumpliendo toda expectativa de afianzar vínculos entre vecinos y vecinas de la zona e incluso de otros barrios (un grupo de adultos mayores de Santa Catalina disfrutaron también del sol y el espectáculo), esta actividad en Tres Ombués, fue el resultado de un trabajo “muy espontáneo”. “No fue que pensamos en un gran cierre de verano”. A pesar de lo poco planificado, supo bien conformar sus objetivos porque “es difícil que los gurises de esta zona se trasladen al CECUVI o al Mercado Victoria a hacer alguna actividad. Si no se les acercas algo  terminan con una pelota en la plaza. A nadie le va a cambiar la cabeza por hacer hip hop o teatro, pero genera una excusa para que la gente se nuclee en torno a algo”.
Habrá que esperar, ahora,  cual es la próxima cita.

Información:
Existen varios centros culturales en la zona oeste donde se realizan talleres de hip hop: el Centro La Tierrita en Luis Batlle Berres, el centro comunal zonal 17 en el Cerro (Haití 1606), en Santa Catalina, en Maracaná,  en Aires Puros, en Colón, Con. la Redención, entre otros, son algunos de los lugares para los adolescentes que quieran practicar esta cultura.

Virginia Martínez