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23.08.2017 - 17:08

Regularizando el oeste

Entrevista con Nicolás Cristina y Stella Domínguez sobre el trabajo realizado por el Programa de Integración de Asentamientos Irregulares en el Municipio A.

Con el fin de interiorizarnos e informar a los vecinos acerca del trabajo realizado por el Programa de Integración de Asentamientos Irregulares (PIAI) de la Intendencia de Montevideo, +Oeste dialogó con Nicolás Cristina, integrante de la Unidad Especial Ejecutora de Atención al PIAI, y con Stella Domínguez, licenciada en Comunicación que compone el equipo que trabaja en la relocalización del asentamiento Mailhos.

Cristina explica que en los barrios donde trabaja el PIAI -en conjunción con el Programa de Mejoramiento de Barrios (PMB) del Ministerio de Vivienda-, “los vecinos ya están asentados en el mismo lugar donde nosotros los regularizamos”. Asimismo, aclara que existe una excepción en el caso del asentamiento Mailhos, donde se está realizando “una relocalización total, pero la mudanza es muy próxima a donde viven actualmente”.

Consultado acerca de en qué consiste la regularización de un asentamiento, Cristina señala que esto implica “la posibilidad de dotar al asentamiento de las estructuras básicas para poder transformarse en un barrio: apertura de calles, conexiones al saneamiento, a las redes de agua potable y energía eléctrica, alumbrado público, arbolado y equipamientos comunitarios si el barrio los necesita”.

Si bien la regularización implica un cambio importante en la estructura del barrio, siempre se intenta mantener a las familias en sus respectivos hogares. “La casa propiamente dicha no se toca, salvo en algunos casos donde es necesario el realojo total”, afirma Cristina, explicando que en ocasiones se procede al realojo de familias que están en situación de inundabilidad, o que por apertura de calles para continuar con las obras “tienen que ser movidas del lugar donde están”.

A su vez, agrega que existe “un componente de mejoramiento de vivienda, que por lo general está enfocado en poder mejorar la situación de las casas que requieren una atención en baños, o en algún arreglo muy puntual”.

Por otra parte, el integrante de la Unidad hace referencia a las instancias de diálogo e intercambio necesarias para que los vecinos accedan y colaboren con la regularización de cada asentamiento. “La apuesta es a que la familia pueda entender a la regularización como una mejora del barrio, que le permita posicionarse de otra manera para poder mejorar su situación frente a su vivienda y frente a su entorno más inmediato”.

De todas formas, siempre es necesario adaptarse a la particularidad de cada caso. “Son situaciones donde homogeneizar no es posible”, afirma la licenciada Domínguez. En esta línea, Cristina agrega que “por lo general las familias no se quieren ir” de sus hogares, aunque “tenemos situaciones muy diversas. Hay casos en los que la gente necesita una vivienda nueva, porque la actual se encuentra en relativa precariedad, pero por diferentes causales no son beneficiarios de una nueva. También hay vecinos a los que les corresponde un nuevo hogar, pero prefieren quedarse donde están”, añade. A grandes rasgos, “la gente siempre prefiere quedarse en el lugar donde está, y si tiene la posibilidad de acceder a una vivienda nueva o a un mejoramiento de la actual, obviamente que lo recibe de buen gusto”.

El camino a la titulación

Si bien el trabajo realizado por el PIAI ofrece a las familias de la zona soluciones fundamentales en lo que respecta a sus viviendas y la estructura barrial; esta no es una tarea que pueda ser concretada de la noche a la mañana. “Los procesos son muy largos. Inician con toda una etapa de relevamiento, censo y diagnóstico -explica Cristina-, después se hace un anteproyecto, un proyecto ejecutivo, se inician las obras, luego viene una fase de post obra y el proceso se cierra con la fase de titulación”.

Este factor temporal debe ser considerado durante todo el desarrollo de los proyectos. “La vida de la gente cambia, entonces es muy probable que los datos estadísticos con los que se trabaja, acerca de quiénes viven allí y cómo viven, hayan variado a los tres o cuatro años de que empezaron las obras”, señala Domínguez.

En este aspecto, el integrante de la Unidad añade que “hay que hacer un trabajo de actualización permanente de toda la información para que la obra sea posible. Si censaste a 300 familias y a los cuatro años tenés muchas más, se vuelve inviable el proyecto. Entonces hay que hacer todo un trabajo de sostenimiento para que las familias se mantengan en el lugar, que no haya nuevas ocupaciones. Debemos estar al tanto de los cambios en la interna de los núcleos familiares”, afirma.

En otro aspecto, los entrevistados hacen referencia a la importancia de la multiplicidad de enfoques con la que cuentan los grupos de trabajo. “Nuestros equipos están integrados de forma interdisciplinaria. Hay arquitectos, trabajadores sociales y en algunos tenemos incorporados comunicadores”, explica Cristina, agregando que “la idea es que el abordaje de los proyectos se realice en forma integral”.

Una vez finalizadas las obras y la etapa denominada como “post obra” de cada asentamiento, se procede a la titulación de los lotes. Este punto del proceso genera una seguridad muy importante en las familias, ya que al concretarse “los vecinos pasan a ser propietarios” del predio en que residen. Asimismo, al figurar como titulares de sus lotes, los vecinos “adquieren todos los derechos y obligaciones que tiene una persona cuando registra un padrón a su nombre”, destaca Cristina.

“Situaciones especiales”

Por otra parte, el Programa realiza un seguimiento individual de los casos en los que las viviendas se encuentran ocupadas. “Las ocupaciones entran dentro de un paraguas al que nosotros le llamamos situación especial”, señala el miembro de la Unidad, asegurando que “en todos los barrios tenemos situaciones especiales que requieren un estudio particular”. En este sentido, cada proyecto busca resolver estas circunstancias de la mejor manera. “Si la vivienda ocupada no está invadiendo una futura calle o una obra, y por lo tanto no afecta al proyecto, se busca la forma de contemplarla en la nueva disposición del barrio. Si es una situación que está obturando la construcción de una calle o algo similar, eso nunca es una causal de realojo, pero se intenta buscar una alternativa para que la familia encuentre una nueva ubicación para poder instalarse”, explica Cristina.

Respecto a este punto, la licenciada agrega que en el marco de las denominadas “situaciones especiales” es cuando el equipo de trabajo debe realizar una “búsqueda creativa de alternativas”. Esto implica investigar “si la familia tiene otros recursos, si mantiene relaciones de redes en el barrio, de parentesco, de afinidad, o incluso relaciones laborales. Hay que plantear diferentes opciones para que esa ocupación que se dio por algún motivo irregular o imprevisto, tenga un cause hacia la formalidad”, explica Domínguez.

En la mayoría de los casos, una vez transcurrido el proceso de trabajo y seguimiento “se logra llegar a un acuerdo con las familias para poder resolver la situación, que no obstruya el proyecto y que a su vez puedan acceder a una alternativa”, señala Cristina, agregando que “en el escenario más negativo se recurre a un desalojo, pero ese es un extremo al que se llega con muy pocas situaciones”. 

Financiación diversificada

El presupuesto con el que cuenta el PMB para la regularización de los asentamientos tiene varias fuentes de financiación. Nicolás Cristina explica que “la fuente más importante es un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”. El Estado uruguayo contrae este préstamo con el BID, mientras que también existe “una contrapartida del gobierno nacional”, señala Cristina. A su vez, la Intendencia de Montevideo aporta en algunos proyectos presupuesto propio, “ya que en muchos de estos casos si se contemplara solamente la financiación del BID y el gobierno nacional, no sería posible regularizarlos, porque exceden los parámetros por ejemplo de realojo”, agrega. En este sentido, Cristina explica que el Programa “financia hasta un tope de realojos por barrio.

Dependiendo de su dimensión  y la cantidad de lotes que el barrio tenga, se financia un porcentaje de esos lotes”. Sin embargo, hay realojos que no pueden ser financiados por el PIAI y son subvencionados por la Dirección Nacional de Vivienda, con fondos del Programa Nacional de Relocalizaciones. “En algunas circunstancias la Intendencia también puede aportar fondos para eso, o para hacer otras mejoras que se precisen”, indica Cristina.

 

¿Qué es el PMB-PIAI?

El Programa de Mejoramiento de Barrios (PMB) es de carácter nacional. Su ejecución es encabezada y llevada a cabo por el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. Asimismo, el Ministerio subejecuta el PMB con las intendencias departamentales en todo el país. Las regularizaciones de asentamientos subejecutadas por la Intendencia de Montevideo, son gestionadas a través del Programa de Integración de Asentamientos Irregulares (PIAI). En esta línea, los proyectos ejecutados por el Ministerio y subejecutados por la Intendencia capitalina se encuentran dentro de la órbita del PMB-PIAI.

Por otra parte, existen asentamientos dentro del departamento de Montevideo cuya regularización es ejecutada directamente por el Ministerio de Vivienda, ya que no se encuentran en territorio de la Intendencia, sino en tierras fiscales. Estos son los casos por ejemplo de los asentamientos COTRAVI (Cooperativa de Trabajadores por Vivienda) y Maracaná Sur. 

Los asentamientos del oeste

En el territorio del Municipio a, existen varios proyectos de regularización de asentamientos que se encuentran en diferentes etapas del proceso. Algunos barrios ya se encuentran en proceso de titulación, como los casos de Malvinas, La Carreta y La Boyada, que están “muy avanzados”, según señala el integrante de la Unidad. Asimismo, el pasado 6 de julio se firmaron las primeras 56 escrituras con familias del barrio Higueritas. “En Cerro Norte vamos en camino de la primera tanda de vecinos que van a titular sus lotes”, agrega Cristina.

Por otra parte, hay algunos asentamientos en los que la regularización se encuentra en las etapas previas a la titulación. “Campichuelo – Itapé es un barrio que está en etapa de proyecto, mientras que La Paloma y Cauceglia, que son dos proyectos muy grandes, ya están muy próximos a la etapa de ejecución”, explica. En esta línea, debe señalarse que en el caso de La Paloma, el PIAI está llevando a cabo un “proyecto piloto, que busca integrar a los entornos de los asentamientos para que puedan tener algún beneficio de la regularización de los barrios. La integración se da a través de obras, se van a intervenir los espacios públicos, generar equipamientos comunitarios y educativos en las áreas circundantes a los asentamientos. En los barrios tradicionales, siempre trabajamos de los límites del asentamiento para adentro”, señala Cristina, para explicar esta excepción.

El caso Mailhos

El asentamiento Mailhos se encuentra ubicado en la periferia oeste de la ciudad de Montevideo, en el barrio Paso de la Arena. El de este barrio se volvió un caso particular, ya que “en un principio iba a ser regularizado, pero en el transcurso del proceso se comprobó que esto no iba a ser posible, por lo que nuestra oficina lo siguió trabajando como una relocalización”, aclara Cristina. “En el resto de los procesos tiene que ser posible la regularización de los asentamientos en el mismo lugar donde las personas se encuentran viviendo”, añade.

En este barrio se optó por llevar a cabo una relocalización total, porque todas sus viviendas se encuentran en una zona inundable. “Necesariamente nadie puede quedarse en el lugar donde está”, afirma la licenciada Domínguez, que integra el equipo de trabajo que está al frente de este proyecto. Asimismo, si bien se trata de una relocalización total, “la mudanza es muy próxima al lugar donde viven actualmente”, agrega la comunicadora.

Actualmente la regularización de este asentamiento se encuentra en proceso de obras. “Se está construyendo la infraestructura donde se van a poder edificar las viviendas del realojo”, explica Cristina.

Por Luca Pratto e Ignacio Pittamiglio

Nota originalmente publicada en +O, publicación del Municipio A, Año 7 - Edición Nº22