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12.12.2012 - 12:57

“La Casilla” de cara a la sociedad

La Agrupación obrera “La Casilla” comenzó a funcionar en el año 1923, cuando un grupo de obreros de la zona se reunieron “en una casilla de lata

La Agrupación obrera “La Casilla” está ubicada en el barrio La Teja, en la calle Laureles 678. Es una Organización Social y religiosa perteneciente a las Misioneras Franciscanas del Verbo Encarnado.
Comenzó a funcionar en el año 1923, cuando un grupo de obreros de la zona se reunieron “en una casilla de lata, para tratar sus temas, sus asuntos” nos comenta la hermana Mariana Marguery, con quien tuvimos el gusto de charlar.
Empezó como una pequeña organización, que con el transcurso del tiempo tomó forma en  acciones concretas a favor de los hijos de los obreros, como lo eran algunos talleres, el cuidado de los niños, mientras los obreros trabajaban.
En el año 1957, la comisión que se encontraba en la casilla llamó una congregación religiosa de hermanas que fue a vivir al lugar. En aquellos días se comenzó con academias de corte y confección, entre otros talleres, actividades destinadas a los niños y niñas, orientadas al cuidado de los hijos de los obreros de la zona. Al pasar el tiempo, con las distintas posibilidades que brindó el país, comenzaron a realizar convenios con el Estado, y en la actualidad tienen 3.
Actualmente alrededor de unas 45 personas desempeñan tareas laborales allí, a los contratados por la agrupación que son aproximadamente 30 trabajadores, se agregan los docentes de secundaria. Los primeros al igual que los gastos cotidianos se sustentan con partidas de dinero del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU).
Unos 170 niños son parte del Caif que funciona en La Casilla, en varios proyectos, de estos algunos  semanalmente y otros a diario, en estimulación oportuna o educación inicial de 0 a 3 años. Cuenta con un equipo educativo conformado por una coordinadora de gestión, una coordinadora pedagógica y alrededor de 10 educadores. Hay niños que tienen extensión horaria, lo que comúnmente se denomina horario completo, lo cual se debe principalmente a que sus padres y/o tutores trabajan gran parte del día.
Durante el horario que concurren los niños y niñas desayunan, almuerzan y meriendan.
Para llevar adelante ésta acción, La Casilla recibe un subsidio económico del Instituto Nacional de Alimentación (INDA) y la leche en polvo que proporciona por el Centro Comunal Zonal 14.
El Aula Comunitaria es otra característica de la organización obrera, ésta funciona en convenio con el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), en un programa de reinserción al sistema liceal de adolescentes que viven en contextos problemáticos. Realizan primer año de ciclo básico, lo cual facilita la adaptación al mismo, o una introducción a la vida liceal. Los estudiantes reciben clase por parte de profesores de secundaria y cuatro socio-educadores que trabajan para la organización, además de los talleristas. Las materias son semestrales y según Mariana “se trata de trabajar con proyectos interdisciplinarios, para que los chiquilines puedan tener una comprensión más global de lo que significa estudiar, intercalando muchas salidas didácticas”.
Luego que egresan de ese año, se realiza un seguimiento quiènes participaron en “Aulas Comunitarias”, para apoyarlos en su trayectoria liceal, aunque la tarea es muy ardua y “es muy difícil reintegrar a esos chicos que el sistema expulsa, ya que no está preparado para atenderlos”, manifestó Marguery.
En convenio con INAU, hay un Centro Juvenil donde se realizan talleres de diversa índole, “algunos jóvenes coinciden y son los mismos que vienen de mañana, pero no son la mayoría”, explica la hermana Mariana. En total son unos 120 adolescentes que participan entre los dos proyectos (“Aulas Comunitarias” y “Centro Juvenil”).
En el Centro Juvenil el equipo técnico está conformado por un psicólogo, trabajadores sociales, un coordinador y una coordinadora más los talleristas; profesor de cuero, de manualidad, artístico, cerámica, corte y confección, y otras materias como computación y lectoescritura .
Hay una instancia del día en la que se encuentran los jóvenes del Aula Comunitaria con los del Centro Juvenil: el almuerzo. En éste caso, los alimentos vienen por dos vías, una de ellas es INDA, que proporciona comida hecha y por el Centro Juvenil que brinda víveres secos.
La Casilla Obrera tiene un espacio de Bio-salud, que hace tiempo atrás funcionaba una policlínica, a la que concurrian un número importante de médicos honorarios. En la actualidad ese espacio de la casa no tiene convenio, y ya no es una policlínica, aunque en el imaginario popular se la sigue denominando de esa forma. Hay un psiquiatra y terapeutas que trabajan la bio-salud con flores, plantas y barro. “Se apuesta por un estilo de vida sustentable desde ese punto de vista”, sostiene Mariana, “ ya que estamos en una zona donde las policlínicas abundan y no la bio-salud, que es algo más caro”.
Es tal la incidencia de la organización en la zona, que las personas concurren al lugar motivadas por los centros que existen además de la gran diversidad de cursos, talleres, etc., incluso en el CAIF, tienen lista de espera.
La hermana destacó que hay una edad al que, La Casilla, le otorga especial énfasis: a los más pequeños porque “ todavía no hay tanta conciencia que para el bebé es buena la estimulación oportuna”.
Desde la casa hay mucha presencia en los barrios, particularmente en Barrio Unido donde tienen algunos proyectos sociales, como un merendero, además de los inherentes a lo religioso.

Damián Musso Sosa