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06.09.2024 - 12:39

40 años de La Teja Barrial

Jacqueline Ubal, referente de La Teja Barrial nos cuenta la historia desde sus inicios

 

En la tarde del pasado jueves 5 de setiembre se llevó a cabo, en la sede del Teatro Progreso, el evento de conmemoración por los cuarenta años de La Teja Barrial. En este marco se realizó un conversatorio sobre el rol de las organizaciones de la sociedad civil en las políticas públicas con perspectiva socio comunitaria. También tuvieron espacio diferentes mesas de intercambio que trataron los temas Políticas públicas y sociedad civil organizada; Presentación de prácticas comunitarias; y Construyendo comunidad.

 

El camino recorrido por La Teja Barrial

En entrevista, la referente Jacqueline Ubal relató la historia de La Teja Barrial, desde su nacimiento, el 25 de agosto de 1984, hasta la actualidad. La iniciativa surgió a raíz de la enorme necesidad de la población del barrio por acceder a algún sistema de salud. Fue en este marco que Antonio Iglesias, dirigente sindical de la Federación del Vidrio y director de la murga Diablos Verdes, propuso fundar la policlínica, ofreciendo el espacio de la casa de los Diablos Verdes para su funcionamiento.

Las etapas iniciales de la policlínica fueron descritas por Jacqueline como  “ muy desafiantes y a la vez muy hermosas”, ya que a pesar de las carencias y de tener que hacer funcionar el servicio en una única habitación, la iniciativa reunió a muchos vecinos y profesionales, que comenzaron a trabajar con un objetivo en común, despertando así la esencia del trabajo comunitario, el cuál ha resultado la piedra angular en todas las etapas del desarrollo de la policlínica. De acuerdo a las palabras de Jacqueline, La Teja ha sido desde siempre un barrio muy solidario, y el nacimiento de la Policlínica La Teja fue el motor que llevó a la creación, de otros espacios similares, como la policlínica 19 de Abril, la policlínica Cadorna y la policlínica Tres Ombúes, entre otras, con el nacimiento del Movimiento Vecinal Solidario.

El espíritu inicial fue el de ofrecer un servicio de salud que no se centrara únicamente en la atención a dolencias, sino en dar también gran relevancia a la salud en todas sus facetas. Con el apoyo del doctor Tabaré González, los diferentes profesionales que colaboraban en la policlínica obtuvieron una guía del modelo de salud al cuál apostar con los recursos con los que se contó inicialmente, que eran los mínimos necesarios para lograr el cometido. Las primeras salidas de campo que se realizaron desde el servicio fueron al comedor del Club Progreso, que funcionaba como merendero, en donde se hacían controles de salud a los niños que allí asistían. Dicho control de salud pasó a ser un requisito necesario para asistir al merendero, medida por la cuál se logró un control completo, al tiempo que se implantó en las familias la idea de la importancia de prevenir las enfermedades. 

En una segunda etapa, el proyecto obtuvo el apoyo del Socorro Popular Francés (SPF), una ONG que llegó con la misión de ofrecer apoyo económico a lugares que brindaran asistencia sanitaria de manera solidaria y comunitaria. La policlínica fue seleccionada y logró consolidarse de esa manera, accediendo gracias al apoyo del SPF, al alquiler de una sucursal propicia para oficiar de policlínica y a la compra del equipamiento necesario para un buen funcionamiento del servicio. También a raíz de este apoyo es que se consiguió finalmente ofrecer el modelo de salud al que se apuntó desde un principio, que brindara a los vecinos y vecinas una atención integral en todas las áreas de la salud, lo que incluyó en el equipo a psicólogos, enfermeros y trabajadores sociales. En el año 1996, finalmente fué posible acceder a la compra del terreno y edificación del espacio que actualmente ocupa la policlínica, en Carlos Tellier 4224. Este espacio fue construído a nuevo con los requerimientos necesarios para su finalidad, con instalaciones especializadas que permitieron el correcto desarrollo. 

 

Etapa actual

Cuando comenzó el Sistema Nacional Integrado de Salud, con su FONASA permitió a las familias trabajadoras acceder a su sistema de salud. A raíz de este cambio ya no fue necesaria una policlínica comunitaria y La Teja Barrial se enfocó en otros problemas de la zona, siendo el principal de ellos el consumo de sustancias. En el año 2008 se firmó un convenio con la Junta Nacional de Drogas, que permitió a la asociación trabajar este tema en profundidad e instalar un centro de acogida y amparo para usuarios de drogas  y sus referentes socio afectivos.

En la misma línea, en el año 2012 se comenzó a trabajar con el programa Aleros, mismo que forma parte de la propuesta de fortalecimiento de la Red Nacional de Atención en Drogas. Este programa busca la aproximación  en el territorio y captación en la calle de las personas con problemas de drogadicción, con el objetivo de estimular a los afectados a participar de diferentes actividades que los acerquen a la recuperación, ofreciéndoles un camino de satisfacción ajeno al consumo. En palabras de Jacqueline lo importante es  “Ayudarlos a que se sientan personas, que sientan que valen, que sientan que son queridos y que tienen derechos.”