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20.12.2011 - 14:38

Quelavi

La institución Quelavi fue la ganadora del presupuesto participativo en el comunal 18.

Capaces de construir un mejor futuro

En las pasadas elecciones del Presupuesto Participativo, la propuesta presentada por la institución Querer la vida (QUELAVI) fue la más votada de la zona 18. Un local lindero a la Casa Comunitaria, será la obra a ejecutarse en el correr del 2012. Dialogamos con Cristina Marrero, presidenta de la comisión, Tania Ocampo, la nueva coordinadora y concejala vecinal y Natalia Menéndez, secretaria de la institución que trabaja con los jóvenes discapacitados de la zona oeste.

¿Cual es la situación actual de QUELAVI?
N: Nosotros teníamos una situación de clausura desde el año pasado, pero hoy ya estamos al día, igual la seguimos luchando. Acabamos de ganar el Presupuesto Participativo (PP) y eso fue un embrión anímico importante tanto para nosotros como para los chicos.

Este sería su segundo PP ganado de forma consecutiva, ¿no?
N: Si, ya lo habíamos ganado en 2009. Eran insumos para los chicos, diferentes tipos de materiales para todos los talleres y para el uso de la institución. Aún no se ha pagado debido a los robos e incendios que sufrimos el año pasado, pero ahora agradecemos a Rómulo Guerrini, quien recientemente nos donó la colocación de una alarma y a Francisco, uno de los padres de los chicos, que es herrero y nos hizo las rejas, por lo que ya estaríamos en condiciones de poder recibir los materiales.  

¿Cómo fue la campaña de propaganda?
T: Fue dura, pateamos muchísimo, hicimos mucha folletería, con la comisión recorrimos muchas instituciones y por sobre todo, contamos con el apoyo de mucha gente solidaria. Lo que más rescatamos es que la gente se concientizó de que el local para QUELAVI era importante. Que los chicos tengan un local propio, no sólo para los que concurren actualmente, sino para los futuros estudiantes dentro del zonal, y fuera de él también. Con el PP que ganamos también ganó el municipio. Existen instituciones privadas en el territorio, pero como la nuestra ninguna, ya que nuestra filosofía es: “el que puede pagar la cuota tiene derecho, pero aquel que no puede también”.

¿Con qué recursos cuenta la Institución?
N: En es este momento dependemos de la ayuda modal de la IM, que es un convenio que se ha hecho para cubrir algunos sueldos (secretaria, maestra y administrativa), no cubre los otros gastos de la asociación. También de los $ 400 que pagan los chicos, de los cuales más del 50% no lo pueden pagar, y nos ayudan algunos comercios y socios colaboradores.

¿Qué cursos están brindando?   
N: Actualmente tenemos seis: cerámica, manualidades, peluquería, huerta, música, también viene una maestra y nos está faltando cocina. También, vamos a una chacra caprina que es del Padre Juan Carlos en Pajas Blancas.

T: El Padre nos brindó un espacio donde van los chicos a hacer trabajo de huerta. También recibimos una ayuda de Italia a través del proyecto “Gran Jóven” con el cual pudimos volver a hacer un invernáculo, compramos plantitas y le pagamos a un tallerista. Los chicos van recolectando lo que van plantando, y que ellos lleven a su casa lo que producen en la tierra es gratificante.  

¿Cuál será el mayor cambio de la Institución con la construcción del nuevo local?
N: Sin duda es que vamos a tener un lugar propio, ya que actualmente estamos alquilando. También será un lugar nuevo para los chicos. El actual está impregnado de recuerdos, algunos muy lindos y otros no tanto, sobre todo con todos los robos e incendios que tuvimos. Para nosotros puede existir la posibilidad de realizar convenios y no ser tan dependientes de la Intendencia o de otras instituciones para subsidiarnos, y por sobre todo, la calidad. Nuestra intención siempre fue que ellos tengan la misma calidad de educación que tiene cualquier persona, porque en Uruguay existe una ley que dice que todos tenemos derechos a estudiar y acá los chicos, hasta los quince años, institucionalmente están protegidos, pero luego es un problema. Muchos de nuestros chicos, sino existiera QUELAVI quedarían reducidos al frente de un televisor en sus casas, sólo con sus vínculos más cercanos y ese sería el mundo de ellos. Tienen derecho a ocupar un derecho en el mundo, a tener expectativas, a seguir creciendo como persona al igual que todos. Muchas veces se los ve como el pobrecito y lo que nos falta no es lástima, sino herramientas para el desarrollo de los chicos.

¿Cómo se logra cambiar esa percepción?
N: A mí me paso este año que cuando fui a la presentación de la guía de discapacidad del Municipio A en el Florencio Sánchez, había un muchacho que tocaba el piano con los pies, ¡y lo tocaba mejor que yo lo podría hacer con las dos manos! Entonces es eso, admirar al otro diciendo “que limitado soy yo teniendo brazos”. En ese momento nadie sintió lástima por él sino admiración, justamente porque se le habían brindado las herramientas para poder desarrollarse.

T: Todavía quedan muchas cosas para cambiar. Si nosotros decimos que somos una sociedad igualitaria, todos deberíamos hacernos cargo de la discapacidad. No unos pocos como hasta ahora. Los chicos que van a una escuela con discapacidad están estigmatizados porque salen con un carné que los limita y los condiciona para el resto de sus vidas. Porque no pueden acceder a un liceo común o a una UTU. Una persona nace discapacitada. Vos podes tener un mejoramiento en el correr de tu vida, por la calidad de vida que te puedan dar tus padres o por muchos otros factores, pero tú vas a morir discapacitado. Es algo que no se cura, pero sí podemos ayudarlo a mejorar.

N: Hay que cambiar el criterio que tiene la sociedad con respecto a la inmunidad, el famoso “a mi eso nunca me va a pasar”. Tenemos chicos que están en la institución por un ataque de epilepsia, no nacieron discapacitados. Hay que ayudar a revertir que no es el problema del “pobrecito que es así”, sino que también es mi problema si yo veo que está siendo discriminado o está siendo visto diferente. Además hay que empezar a erradicar la asimilación entre pobreza y discapacidad.
Por suerte, este PP nos hizo ver que mucha gente se está dando cuenta que es problema de todos. Si bien esta obra beneficia a un mínimo porcentaje de la población, mucha gente se puso de acuerdo para que este proyecto ganara y no otro, que sí pudo haber recaído en un mayor número de beneficiarios. La propuesta de QUELAVI no apuntaba a ningún tipo de ideología política o religiosa, sino a una necesidad social y sabemos que dentro de los votos que tuvimos, la mayoría fueron de personas de entre 16 y 30 años. Eso demuestra que los jóvenes quieren cambiar una mentalidad que aún persiste. Ellos son conscientes de que chicos como ellos tienen los mismos derechos.

Gonzalo Silva