Lourdes fue a la escuela Yugoslavia. En su infancia era habitual verla jugar en la Plaza Lafone, y de tanto compartir el espacio, se enamoró de la maestra del monumento que allí se encuentra. Luego, como muchos gurises del barrio, fue al liceo 22, el primero de La Teja. Esta joven inquieta, hija de un barrio rebelde y movilizado, creció nutriéndose de esa forma, con la idea de encarar la vida.
Cuando se trata de rebeldía y movilización, Lourdes fue una mujer comprometida con su tiempo y profundamente enamorada de la cultura, lo que se evidenció cuando tuvo la oportunidad de ocupar el rol de Concejal Municipal. Puesto en el que logró hacer realidad sueños tales como: incentivar el teatro, los coros de niños, motivar el vínculo entre los liceos de la zona, hablando con sus direcciones, con sus docentes, invitándolos al Mercadito Victoria a ser parte del disfrute de obras teatrales y de las exposiciones que gestionaba.
Lourdes Apostoloff logró, con mucho esfuerzo y junto con otros concejales y vecinos/as, transformar uno de los espacios del mercado en una sala de teatro, en la que se hicieron exposiciones, se trajeron artistas exitosos, de los que la gente humilde del oeste solo conocía de nombre. Trabajó para lograr dar vida a el Mercadito Victoria, ese Mercadito donde ella echó raíces desde su infancia, cuando su padre vendía pescado en él.
Ese proyecto hoy se ve reflejado en el nuevo mercado como un lugar de intercambio social, de equidad y defensa de derechos.