Pueblo Victoria
Un paisaje a recuperar
Pasadas las 8 de la mañana el ruido de dos máquinas certificaba el comienzo de la limpieza en el predio sobre la avenida Concepción esquina Del Cid, que generó muchos problemas en la zona.
La avenida Concepción, muy transitada, por donde pasa un puente de arco que se refleja sobre el Arroyo Miguelete divide a Pueblo Victoria de Capurro. En la esquina, antes de cruzar el puente y viniendo de Paso Molino, la calle Del Cid, rodeada de casas de gente humilde y trabajadora, es testigo de un gran terreno baldío que sirve de basural para mucha gente ajena a la zona. Cubiertas de ruedas, chapas, bolsas, restos de un fogón, fruta fermentada, escombros y otros restos de basura, se mezclan con las pocas plantas, algún pensamiento y colas de zorro, y estorban la agradable vista del hermoso paisaje verde.
A lo largo del arroyo, un angosto callejón simulando una rambla, rodea el arroyo Miguelete que, sobre la punta del lado de Capurro, desemboca en una plaza con hamacas (lo que fue un asentamiento que alojaba a 200 familias, 8 años atrás) -a la sombra de un gran Timbó-, solitaria en las tempranas horas de la mañana. Gaviotas y majugas reposan a la luz del sol sobre el arroyo. De un lado del riachuelo, con la vista del Cerro de Montevideo a lo lejos, el Miguelete se alimenta con el agua de la bahía; del otro lado, un pequeño muro ataja los residuos que vienen desde el Prado. Las aguas del Miguelete se disputan así entre lo limpio y lo sucio.
Juan Lubisich, que tiene su casa en Del Cid 336, vive en Pueblo Victoria hace 25 años y cuenta que desde que la Intendencia de Montevideo (IM) estaba a cargo de Ricardo Erlich, vecinos y vecinas juntaron más de 200 firmas para que el terreno baldío fuera higienizado. Un terreno de la IM que, por falta de pago, fue expropiado de impuestos.
La fábrica Inlasa S.A, -una laminadora de metal muy vieja, de las primeras que compraba chatarra, fundía el metal y hacía varillas de obras-, ubicada en lo que hoy es el basural, fue propiedad de un brasilero, quien dejó sus deudas pendientes y se fue, dejando la fábrica abandonada. El abandono trajo varios inconvenientes porque “los que se apropian de lo ajeno entraron y saquearon la fábrica. Luego, entre las paredes que quedaron, se hizo un asentamiento y ahí se complicó más la situación”, relató Juan. Para solucionar el problema la Intendencia levantó los asentamientos. Se demolió todo, se dejó “hermoso”, el pasto floreció y el predio había quedado al mismo nivel que la calle. Más tarde, el Centro Comunal Zonal 14 se quiso hacerse cargo de aquel predio, pero la continuación de las obras no se pudo concretar. “Si se hubiese puesto una garita y se le hubiese dicho a los camioneros dónde ir tirando la basura, ya estaba todo relleno y estaría todo fabulosamente limpio y arreglado hace años y sin inconvenientes. Y llegó a lo que llegó por esa resolución mal tomada, la abandonaron y tu estás viendo el desastre que es esto”, asintió Juan.
En la intendencia de Tabaré Vázquez se construyó en el predio una cancha, que se iba a otorgar al Club de Fútbol Universal que tiempo después, por un problema en el centro comunal, extraviaron el expediente y la cancha no llegó a buen fin. Ahora se la otorgaron nuevamente al Universal, de acuerdo a las medidas originales pero “ahí está esperando que la terminen”.
Rodeando el terreno de la ex Inlasa, la empresa de plástico Garrido, la empresa de electodomésticos James y los fondos de la distribuidora de combustible Aflecom, hacen del barrio una zona industrial.
Del otro lado del puente, mirando hacia el Prado, asentamientos de cuatro o cinco casas de chapas, casi escondidos, conviven con el espacio verde. En frente, una plaza con juegos ubicada en Manuel Herrera y Obes y las ex fábricas -Campo Mar y Martínez Reina-, en las que trabajaron cerca de dos mil personas, completan el paisaje. Fábricas que convirtieron a la zona en polo industrial y conforman su historia: “Era un desfile de entrada y salida del personal. Era una zona hermosa que la echaron a perder”. Las fábricas dejaron de tener vida hace aproximadamente 15 años y así el barrio se “apagó”.
Sin embargo, la zona sigue siendo un barrio de "gente trabajadora y humilde". Una cooperativa sobre la calle Del Cid da cuenta de ello. El predio de la ex Inlasa rompe con los ámbitos cotidianos y genera inseguridad porque "de nochecita no podes salir a la calle, porque además de los indigentes, los días que hay pasta base parece un corso de carnaval".
Por su parte, el alcalde Gabriel Otero dió la respuesta de que el terreno se va a limpiar, a aplanar y se va a realizar un espacio público con una plaza para los niños y niñas. "Si hacés una placita y ven gurises, cualquier persona que tire basura lo piensa; eso va a cambiar", afirmó el alcalde.
Pueblo Victoria espera que el terreno quede limpio y se construya en él una plaza para que los adultos puedan disfutar el hermoso paisaje y, sobre todo, para que los niños puedan jugar y remontar sus cometas "como pasaba antes".
Virginia Martínez