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26.06.2012 - 14:48

Más que una escuela deportiva

El fútbol no es sólo para varones. Entrevistamos a Ana Herrera, delegada del Fútbol Femenino del Club Atlético Cerro.

En la cancha ubicada detrás del Centro Comunal Zonal 17, los martes y jueves sobre las 18 horas, se realizan las prácticas de Fútbol Femenino del Club Atlético Cerro.
Para conocer su funcionamiento, dialogamos con Ana Herrera, una de las delegadas del cuadro.

_ ¿Cómo llegas a ser Directora Técnica del Club?
_ Empecé en 2006 con Cerro, pero  ya había acompañado a mi hija en su trayecto como jugadora de fútbol. Primero me invitaron a trabajar para armar un equipo de mujeres en el Club Progreso, y en ese tiempo el técnico de Progreso renunció y quedaron muchas chicas en la nada, entonces decidimos integrarlas a un grupo. Le planteamos a la directiva de cerro formar un cuadro de fútbol femenino y así surgió.

_ ¿Cuántas eran en el inicio?
_ El grupo se conformó con chicas que habían quedado de Progreso y otras que se integraron a partir de que comenzamos a funcionar. Al principio empezamos con categoría sub 15 siendo en total 12 chicas. La mayoría son juveniles que aún están porque hay un sentimiento de permanencia importante, no solo en el juego si no también en cómo ellas defienden el barrio y la camiseta.
A modo de anécdota Ana contó: “hay un una chica que había jugado en la Universidad de la República y el año pasado fue mamá, y vino con intenciones de pertenecer al cuadro porque su hermano es jugador de cerro; le “tiran los colores”, dice sonriendo.
Ahora estamos entre los 4 primeros, peleando el campeonato. Aún no hemos ganado ninguno, pero hemos ascendido en cantidad de jugadoras, actualmente tenemos 6 chicas sub 20. Y hace unos días se hizo la pre-selección para el sudamericano de Costa Rica  2014 y seleccionaron cuatro de las nuestras -de la zona- para esa instancia. Algunas de ellas que no quieren ir a jugar a la selección porque tienen miedo que se opaque su participación en Cerro, pero nosotros intentamos concientizarlas de que no deben perder esa oportunidad.

_ ¿Cómo llegan las chicas a integrarse al cuadro?
_ Principalmente por el boca a boca y después por las redes sociales. Ellas comparten cuando hay partido y eso motiva a las otras, lo van integrando a la red social y otras se van interesando. También, mediante la difusión que se hace en la sede de Cerro. Se hizo un acuerdo con el Club Sauce y con el Club Social y Deportivo Las Flores para que las chicas que vayan saliendo de las infantiles se integren a las juveniles de Cerro. De esta forma tenemos más niñas, y, asimismo, las que van saliendo de la categoría sub 13 se van integrando a la sub 15. Y los liceos son papel fundamental porque allí muchas se enteran que funciona un cuadro de fútbol femenino, les genera curiosidad y vienen.

_ ¿Cómo es el acompañamiento de los padres a las jugadoras?
_ Es lo más complicado de este trabajo porque es muy difícil que los padres apoyen a la chica y la acompañen en el trayecto. En la misma cancha donde practicamos, hay prácticas de varones los lunes, miércoles y viernes y esos días está lleno de familias que vienen a acompañar a los chicos, pero los martes y jueves no hay nadie; somos nosotros y las chicas.  Los padres no valoran el fútbol femenino tanto como el masculino.
Casualmente hoy, llamé a las madres de las que salieron seleccionadas, para explicarles los detalles, que trámites deben hacer y demás. Le mandé decir a una mamá que viniera y su hija me contestó que la había castigado suspendiéndole todas las actividades que realiza, entre ellas el fútbol. Yo trato de explicarles, pero no comprenden que cuando hay muchachas con una gran proyección deportiva, el fútbol es un estimulo, no pueden quitárselo. Los padres tienen que ver al deporte como un estímulo para superar otras cosas, y para nosotros, enseñar con el deporte es algo muy importante.

_ En ocasiones, además de ser directora técnica, sos contención no solo para las chicas,  sino también para los padres
_ Claro que sí. Mi trabajo me demuestra que a veces nos metemos en terrenos que no son los propiamente deportivos, pero como soy madre no puedo dejar esas cosas de lado. Guiar a los padres en que quitar el deporte no es el camino es fruto de mis experiencias personales; a lo largo de los años he aprendido que hay otras formas para educar. A su vez esto tiene resultados en lo deportivo, porque el cuadro cuenta con la chica; nosotros al necesitar de ella, la comprometemos, dándole un grado de responsabilidad que luego se traslada a distintos aspectos de su vida. Esto requiere que nosotros sigamos de cerca a la jovencita, pero siempre necesitaremos de los padres porque se trata de un trabajo en conjunto, que en muchos de los casos, ellos no entienden. A veces uno presta su oreja, porque las chicas tienen problemas en el liceo y no se lo cuentan en la familia, problemas que no pueden manejar solas. Por lo tanto, mi rol no es sólo ser directora técnica, porque sacar la jugadora de fútbol no es tan importante, sino formar mediante el deporte personas responsables y capaces, en definitiva, formar mejores personas. Acá vienen chicas de contexto critico, viven en sus cotidianidad con problemas inimaginables. La mayoría de ellas  tienen madres jefas de hogar y son chicas que no tienen hábitos de higiene ni costumbre de estudiar. Les enseño a que aprendan a arreglarse, a pintarse, a que se valoren como señoritas. Les explico que jugar al fútbol no quiere decir que deban comportarse como varones, ellas son mujeres que hacen un deporte, por lo tanto deben comportarse como tales.

Además del deporte las chicas tienen un psicólogo que trabaja todo lo relacionado a la contención en cuanto a vínculos, formas de sentir y actuar,  entre otras cosas.  En un futuro inmediato, se piensa desarrollar talleres con los padres de las adolescentes, donde se traten temas entorno a la importancia del deporte y al seguimiento de las jóvenes en esta etapa de la vida.
Ana mediante el deporte, les propone a las chicas un plan de vida que incluye la familia, el estudio, y a ellas mismas, como seres capaces de superarse en el día a día. Se trata, más que de un cuadro de fútbol femenino, de una escuela deportiva que propone mediante la recreación, el deporte y la competencia, formar personas responsables, compañeras, que sepan compartir y tolerar a otros y ser ellas mismas. 
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Andrea de Cuadro