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28.04.2014 - 13:23

Culpable hasta que se demuestre lo contrario

El ritmo de una música, la forma de vestir, la forma de hablar siempre o casi siempre están atado a un lugar geográfico que culturalmente se distingue.,

El ritmo de una música, la forma de vestir, la forma de hablar siempre o casi siempre están atado a un lugar geográfico que culturalmente se distingue. En el oeste de Montevideo, por ejemplo es una costumbre caminar por la calle, y de esta zona fundamentalmente obrera y fabril en un tiempo han surgido diferente vertientes murgueras y de plena que le dan al oeste una característica particular con respecto al resto del departamento.Tal cual de “el bo” (Una muletilla de Naturaleza vocativa o apelativa) y “el tu” que diferencia a la capital con buena parte del interior del país y “el che” de los argentinos.Mas allá de esto, existen algunas modas y subculturas que traspasan las zonas en las que viven las personas y que se caracteriza por la formación de grupos especialmente jóvenes que en el marco de la formación de colectivos comparten una forma de vestir, valores, la música que escuchan, ideas políticas que los hacen adoptar costumbres y “motes” .

Esta identificación de las y los jóvenes si bien sirven como filiación grupal del adolescente en algunas culturas, han sido utilizadas  con un claro aspecto descriminatorio de las y los jóvenes. Calificando su conducta de acuerdo a la forma en que se visten si usan pelo largo y remeras de Los Redondos son drogadictos si usan gorro con vicera y campera alfa la cabezita nos dice “tené cuidado que seguramente te van a intentar robar.”
Este sistema de discriminación basada en el rechazo a los modelos y modas,  que escapan a lo que los grandes medios nos inculcan por medio de sus productos. Hace que identifiquemos a las y los jóvenes en base a modelos predeterminados.
Esta situación dada por la venta de modelos de conducta se traduce a su vez en la forma en que los noticieros manejan la información de los delitos cometidos, discriminádolos entre menores y adultos.
Si bien según Unicef en entrevista realizada por el portal 180 en el 2010 a Luis Pedernera, coordinador de los derechos del Niño en Uruguay.”sólo el 4,5 % del total de los delitos cometidos en Uruguay son protagonizados por adolescentes y desde la década del 90 esa cifra se mantiene sin grandes variaciones, según datos presentados por el Comité de los derechos del Niño Uruguay. “Se están magnificando las infracciones cometidas por adolescentes en términos que no se corresponden con los datos de la realidad”Del total de delitos cometidos por adolescentes 2% del total son contra la persona, como los homicidios y los sexuales, el 98% son contra la propiedad, hurtos o rapiñas. En el 2009 hubo en nuestro país 13.709 denuncias por violencia doméstica, y 32 mujeres muertas, 22.784 accidentes de tránsito con 467 víctimas fatales y 548 suicidios.
En la pràctica la cantidad de delitos realizados por menores cubiertos por los medios de comunicación distan bastante con respecto al resto de los delitos que se dan a conocer por  parte de la prensa, televisiva fundamentalmente.

Medio y medio
Los grandes medios de comunicación, manejan la imagen que generan del delito y manipulan el rol que cumplen los menores en el aumento progresivo de la sensación de inseguridad, juega un papel fundamental en la generación de opinión pública sobre está problemática, que como decíamos anteriormente generan estereotipos de actores que pueden ser responsables de los delitos, fundamentalmente menores de edad que probablemente pertenezcan a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad.
Como un efecto del estìmulo, la sociedad responde y asume como propios los diferentes modelos y valores presentados por la televisión. En un mundo cada vez más globalizado estos  estereotipos se estandarizan al punto que las situaciones por ejemplo de las Favelas de Brasil se asumen, como si se vivivieran  a la vuelta de la esquina.
Este tipo de discriminación desde y hacia los  los jóvenes fundamentalmente no es vivida solo desde afuera del sector social y territorial donde habitan, ya que la discriminación genera como respuesta a este estìmulo la creación de subculturas en donde vivir del delito se convierte en la panacea y el mayor estatus social , al igual que sucede en otras clases sociales con respecto al mejor auto, y el estilo de vida conocido en las revistas de ricos y famosos.
Estos jóvenes se sienten representados por un estilo de música, vestimenta que les da identidad. Retroalimentando de esa forma el estereotipo presentado por los medios, marcando tendencias claras en el control social que ejercen sobre la sociedad.

Policia, policia
Por supuesto, el Estado y sus mecanismos de control y convivencia encabezados por la policía no escapan a esta realidad. La cual se ve reflejada en algunos casos que han tenido repercución pública y en muchos que no.
Los códigos utilizados muchas veces para el manejo de operativos en zonas consideradas como rojas, distan mucho de realizarse de la misma forma, en otras zonas de mayor nivel socieconómico.
Según declaraciones del propio Ministro del Interior Eduardo Bonomi.
Esta visión mayoritaria en la cultura dominante, es contradictoria, ya que en las misma condiciones precarias que viven las familias más carenciadas y fuera del sistema, viven las familias de los policías. Este es un problema a resolver si queremos atacar la famosa inseguridad de raíz.
En el mes de noviembre con las elecciones nacionales se plebiscitara la mal llamada “baja de la ley de imputabilidad”,  ya que las y los jóvenes y adolescentes no son impunes,  desde los 12 años puede ser encarcelados.
Bajo un discurso que acusa de los problemas de seguridad a los menores es que se plantea bajar la edad de imputabilidad.
Cuando al menos hasta hoy los índices de reincidencia de los mayores supera ampliamente al de los menores . Esta claro que bajar la edad, para que te enjuicien como adulto, no es una solución real, sino un lavadero de cara a los problemas que son más profundos y que van a la raíz del sistema.

Una semilla en el desierto
Desde hace casi dos años funciona el Programa de Egreso del INAU, el cual consiste en tratar de llegarle a los 550 gurises que están hoy privados de libertad, más los 400 gurises que tienen medidas alternativas a la privación de libertad, que están en todo el país, tratando de promover un proyecto individual para cada uno de ellos, para su egreso .
Esto es parte del programa del SIRPA que comenzó a funcionar hace dos años con una experiencia piloto de 12 gurises que comenzaron a trabajar con la UNTMRA, en una fábrica metalúrgica. Ahí se firmó convenio con el sindicato, ellos le hicieron la propuesta al dueño de la fábrica para que ingresaran estos 12 gurises, y comenzò a trabajar en junio de 2011.
Por el programa han pasado más de 300 jóvenes que han tenido la oportunidad de entrar al mercado laboral, entrar a estudiar, entre las diferentes propuestas que tiene.
Por medio de convenios directamente con las empresas, otros con el Estado y otros con los sindicatos.
Los sindicatos que se han involucrado en esto son el SUNCA, la UNTMRA, FOEB, FUECYS, el Sindicato del Dulce -ONODRA-, el SUNTMA y los jubilados de la Pesca.
Desde el Estado se han involucrado ANCAP, ANTEL y OSE.
El 80% de estos jóvenes no han reincidido y hoy se encuentran re insertos en el sistema educativo, esto nos permite afirmar que cuando se desarrollan políticas de impacto sobre una población concreta se pueden lograr resultados positivos. Para ello no se necesitó bajar la edad de imputabilidad, cambiar la leyes actuales, se necesitó solo de trabajo real en la re inserción social de las y los jóvenes.

En el mundo este tipo de políticas son las únicas que dan resultado reales y concretos las experiencias de la baja de la ley de imputabilidad en algunos estados de Estados Unidos no han bajado los indices de criminalidad y los indices de reincidencia superan el 80%.
Los cambios de cabeza tardan pero son los únicos reales si queremos recuperar a los adolescentes.

/Pablo Khalil