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08.02.2012 - 16:13

Encuentros cruzados

En el marco del Bicentenario se realizaron encuentros entre distintas escuelas tras un proyecto cultural y deportivo que emprendió la Junta Departamental.

ENCUENTROS CRUZADOS

Escolares de distintos municipios se encuentran y conocen la obra de Mario Bendedetti

En el marco del Bicentenario, la Junta Departamental impulsó, con el apoyo de los ocho municipios, un proyecto cultural y deportivo de encuentro entre estudiantes de 6tos. años de diferentes escuelas. Uno de los objetivos es difundir la vida y la obra del autor uruguayo Mario Benedetti (1920-2009) participando en dicha actividad la Fundación Mario Benedetti, quien se encargó de hacer llegar a los escolares el trabajo, los pensamientos y las prácticas del escritor.

El 5 de agosto, estudiantes de escuelas correspondientes a las zonas de los Municipios B, C, CH y D fueron recibidos en el Teatro Florencio Sánchez (Grecia 3281) por estudiantes de las escuelas Nº 112 de La Teja y la Nº 29 del Cerro, del Municipio A, junto al alcalde Gabriel Otero e integrantes del Concejo Municipal.

Una semana después, la misma actividad se realizó en territorio del Municipio E, en el Club Unión Atlética, Malvín (Velsen 4509 esq. Amsterdam), en el marco, también, de los 90 años del club. Esta vez participaron la escuela Nº 375 de Santa Catalina, del Municipio A, la Nº 124 de Rincón de Melilla y el Colegio Tacconi del Municipio G. Un barrio bastante significante en la vida del homenajeado ya que Benedetti, según contó su ex secretario Ariel Silva, vivió en la misma cuadra del club cuando tenía algo más de 20 años y fue hincha del mismo.

Los primeros en llegar fueron los estudiantes del Colegio Tacconi, a las 10:30 hs., quienes se acomodaron en las gradas expectantes a lo que iba a suceder. “Yo no conocía esta zona”, señaló una niña del colegio, ansiosa y con una sonrisa en su rostro.
Con una gran sorpresa para ellos, el escritor Eduardo Galeano, vecino del barrio Malvín, los acompañó y, con mucha emoción, recordó a su colega y amigo Benedetti y contó varias anécdotas de fútbol.
El primero en hablar fue Ariel Silva, quien resaltó los distintos géneros literarios que abordó Mario y destacó su labor periodística que inició en 1945 en los diarios La Mañana, El Diario, Tribuna Popular, entre otros.
“El niño que piensa”, cuento que Benedetti escribió en 1956, fue el elegido por Ariel para que los estudiantes conocieran como ejemplo de su obra. El cuento trata de un niño al que el padre pone en penitencia por sus travesuras y, encerrado en su cuarto, piensa mucho. De una forma muy cómica Mario logra atrapar a los niños/as que se rieron cuando, al finalizar el cuento, Ariel les preguntó: “¿encuentran alguna coincidencia con lo que pasa ahora?”. Todos largaron la carcajada pero nadie contestó.

Nacido en Malvín, Gerardo Guidice, hincha también del Club y profesor de Historia, fue quien aportó las anécdotas del barrio. Recordó su infancia en el barrio y la escuela y le dejó a los chicos algunos valores: “Es bueno que sepan querer a su escuela porque así nunca más la van a olvidar y van a vivir como si vivieran siempre en la escuela”. Relató que de niño tenía muchos amigos con quienes leía mucho y “comentábamos la lectura y lo más hermoso de todo es que Benedetti, sin estar en un aula, fue un maestro. Y  para ustedes, no es el único. A él (señalando a Galeano) le da un poco de pudor, pero también fue maestro mío, aunque no sea tanto mayor que yo”. Los motivó a recordar y aprender siempre la enseñanza de todos los maestros incluidos los escritores.

Por último, Galeano se adueñó del micrófono y con su voz pausada fue para atrás en el tiempo, recordó a Mario y contó anécdotas de fútbol porque “el fútbol es una de esas cosas lindas que nos une”, asintió y “es la única religión que no tiene ateos y todos los niños uruguayos nacemos gritando ¡Gol!”. Todos los presentes lo escuchaban muy atentos. “Pero la mayoría de esos bebés, como fue mi caso, resultamos ser unos pata duras. En realidad yo era el mejor jugador del mundo, pero sólo de noche, mientras dormía. Cuando me despertaba el encanto concluía y yo volvía a ser el pata dura de siempre. Esa fue una de mis coincidencias con Mario, los dos habíamos nacido gritando ¡Gol!, los dos hubiéramos deseado ser grandes jugadores de fútbol pero fuimos vergüenzas de la cancha”.
En cuanto a sus personalidades, destacó que ambos nacieron en setiembre, lo que llevó “a que ambos cargáramos con el difícil signo de Virgo que es muy incómodo de sobrellevar porque somos maniáticos de la perfección. Nos despertamos a las tres de la mañana, preocupados porque hemos puesto la coma en el lugar incorrecto o nos equivocamos de adverbio. Y otra coincidencia más tuvimos con Mario: los dos hinchas de Nacional (algunos  espectadores gritaban, aplaudían y otros chiflaban), muestra de que nadie es perfecto. Los dos vinimos del exilio y de algunas otras experiencias compartidas en los años duros de la dictadura militar y entre muchas otras coincidencias que se podrían enumerar aquí, los dos creímos que mañana no es otro nombre de hoy, o sea que la realidad puede cambiar y cambia sin cesar y que lo mejor que tiene la vida es su capacidad de sorpresa, que el mejor de nuestros días es un día que todavía no hemos vivido”.
Como si tuviera en sus manos su libro “El fútbol a sol y sombra” (1995), relató también, las hazañas de uno de nuestros mejores jugadores de fútbol, Obdulio Varela, quien convirtió el segundo gol en 1950 y nos convirtió en campeones del mundo. Y así siguió por un buen rato entreteniendo a los/las estudiantes y trasmitiendoles enseñanza y por sobre todo muchos valores.
Luego le dieron la palabra a todos los niños y niñas, quienes, entusiasmados por conocer más, les hicieron preguntas a los panelistas sobre la vida de Mario y la amistad entre ambos escritores.
Inculcando el afán por la lectura y la escritura que Benedetti tuvo desde muy niño, Silva intentó contagiar a los/as escolares por el mismo gusto: “Lean todo lo que puedan”.
Terminado el emotivo evento y como era de esperar, muchos salieron corriendo para sacarse una foto con Galeano y pedirles un autógrafo.
 

Virginia Martínez